Aplazar las cosas sin razón es un hábito dañino no sólo para nuestra productividad, sino para nuestra felicidad. Cuando postergamos una tarea una y otra vez, debemos preguntarnos por qué lo hacemos: ¿no disponemos de las habilidades que creíamos tener? ¿será que no queremos (o no sabemos) hacer esa tarea y por eso la posponemos continuamente?
¿Cómo evitar procrastinar?
Ten una actitud positiva
Desecha las excusas que te rondan la cabeza del tipo “no estoy de humor”, “no tengo tiempo”; “no puedo hacer esto”. Sustituye expresiones como “debería” y “tengo que” por otras voces de acción como “voy a”… Esas actitudes positivas te ayudarán a entrar en acción.
Averigua qué te incita a posponer las cosas
Pregúntate en qué ocupas tu tiempo cuando pospones alguna tarea importante. ¿Navegas por Internet, empleas mucho tiempo contestando correos en lugar de hacer el informe o trabajar en tu proyecto? Una vez hayas detectado esos comportamientos, podrás tomar las medidas necesarias para cambiar tu modo de actuar. Escribe lo que tienes que hacer y resérvate tiempo en tu agenda para terminarlo.
Concéntrate en lo importante
Decir que sí a todo es otra forma de procrastinar, ya que no podrás cumplir todo lo que te propones y acabarás sin energía para concentrarte en lo verdaderamente importante para ti, favoreciendo, a la larga, la dilación de proyectos y tareas. Identifica lo importante y concéntrate en ello, verás cómo mejora tu concentración y tu motivación.
Establece objetivos personales y profesionales
Es difícil motivarse si no tenemos ni idea de lo que queremos lograr. Establece metas que te ayuden a pensar en el corto y largo plazo, objetivos específicos, medibles, realistas y con un plazo determinado. Revisa tus objetivos regularmente y modifícalos si lo necesitas.
Habla de tus proyectos
Comenta tus proyectos con colegas, amigos y familiares. Compartir tus planes profesionales te ayudará a visualizar el objetivo y te ayudará a ponerte manos a la obra. Ponte en contacto con alguien que haya logrado algo parecido y que pueda echarte una mano o darte consejo.
Divide
Una vez que has definido y priorizado tus objetivos, divídelos en acciones más pequeñas. A veces lo aplazamos porque un proyecto parece muy grande y nos abruma. No dejes que el agobio te paralice: especifica pequeñas acciones para saber por dónde empezar y comienza dando el primer paso.
Evita la multitarea
Hacer varias cosas a la vez no sólo perjudica tu productividad, el resultado de tu trabajo también se verá arruinado por la falsa creencia de que podemos hacer simultáneamente varias cosas. En realidad, lo que hacemos es saltar de una actividad a otra, lo que provoca fatiga y bloqueos mentales. Deja de perder el tiempo por culpa de la multitarea.
Disfruta la recompensa
Cuando vayas completando las pequeñas metas que te has propuesto, busca la forma de recompensarte a ti mismo para mantenerte motivado. Por ejemplo, si quieres ver una película, hazlo después de completar una tarea pendiente: el acto de ver la película se convertirá en una recompensa y en una inmediata sensación de logro.
Anota lo que has logrado
Al terminar el día, apunta en un papel todo lo que has conseguido. Te servirá de recompensa y de motivación para continuar cumpliendo tus tareas.
Haz un curso de gestión del tiempo
Si, a pesar de todos estos consejos, piensas que estás destinado a procrastinar, apúntate a un curso de gestión del tiempo. Todo el mundo utiliza un sistema para organizarse, hazlo tú también. El desarrollo de habilidades, especialmente de la gestión del tiempo, te ayudará a crecer personal y profesionalmente. Además, por medio de los Serious Games, el aprendizaje puede ser algo fácil y divertido. El videojuego para aprender gestión del tiempo Triskelion es un ejemplo de esta filosofía al alcance de cualquiera.
¿Qué ideas tienes tú para no procrastinar?