Con la globalización de los mercados, cada vez más competitivos, y las nuevas tecnologías, que crecen a un ritmo acelerado, son las compañías las que se ven forzadas a cambiar. El proceso de transformación ha hecho que las empresas disruptivas sean más versátiles e innovadoras a la hora de adaptarse a cualquier situación o resolver conflictos.
El cambio está a la orden del día y no es tarea fácil, sin embargo, lo que diferencia a las empresas disruptivas es que aceptan el reto sin resistirse, por el contrario aprovechan la oportunidad para sacar el máximo aprendizaje posible y renovarse a sí mismas de ser necesario.
Las claves de la gestión del cambio
Una vez que reconocemos los fallos que hay que mejorar y vemos las crisis como una oportunidad para dejar fluir ideas y soluciones innovadoras, es momento de poner en práctica algunos de los elementos más importantes de la gestión del cambio.
1. Reconocer el cambio
Muchas veces los cambios externos llegan por sorpresa y es necesario que los empleados estén capacitados para reaccionar a ellos. Para ello, hay que asegurarse de que son capaces de aceptarlos.
Como primera reacción ante lo desconocido, la sociedad está acostumbrada a generar rechazo; sin embargo, los empleados deben desprenderse de ese hábito y reconocer abiertamente el cambio.
Para minimizar la resistencia es recomendable establecer estrategias internas y planes de reacción, al igual que itinerarios de formación continua, para que todos los equipos adquieran los conocimientos necesarios y apuesten por aceptar nuevos retos. Si se transforma el miedo a lo desconocido en la motivación de innovar, el proceso será mucho más fácil.
2. Analizar el impacto
Para considerar las consecuencias de la situación se necesita tiempo, uno de los recursos más escasos en la gestión del cambio. Las empresas disruptivas son conscientes de la velocidad apresurada del entorno empresarial y la toma de decisiones termina siendo casi inmediata en momentos de crisis. Se debe reaccionar en tiempo récord, pero analizando con detalle la situación.
Las decisiones deben tomar en cuenta un espectro amplio de información para no olvidar puntos importantes. Para ello, es importante contar con un equipo cualificado para reaccionar al cambio. Las empresas disruptivas suelen adelantarse a los escenarios problemáticos ofreciendo formación específica en gestión de tiempo y resolución de conflictos.
3. Liderar estratégicamente
La figura del líder debe estar presente en todos los proyectos, sin embargo, el liderazgo debe ser estratégico para anticipar los problemas y plantear soluciones previas.
Se amplía así la misión del líder quien, además de realizar tareas como gestionar y planificar, ahora debe motivar a los equipos y facilitar las estrategias para hacer frente a los cambios con éxito. Hay que considerar las capacidades adaptativas de cada persona y generar apoyo para lograr las metas, incluso en tiempos inciertos. El trabajo en equipo y la retroalimentación durante estos procesos son la clave para mantener el orden dentro del caos.
4. Comunicar a los equipos
La comunicación transparente es la base de cualquier proceso de organización empresarial. Todos lo miembros de la compañía deben conocer que existe un cambio, el plan de acción y cómo serán los nuevos procesos adaptativos. Si ante un cambio se pierde la comunicación, se creará desconcierto en los profesionales que no sabrán qué está pasando o cómo deben actuar.
Hay estrategias que se utilizan en un solo departamento a modo de prueba, sin embargo, estos pequeños ensayos también deben ser comunicados a otros equipos para involucrar a tantos miembros de la empresa como sea posible. Tanto si la estrategia sale bien, como si sale mal, el feedback posterior puede ser valioso para toda la compañía.
5. Fomentar la participación y generar feedback
Ante situaciones cambiantes es importante recordar que el futuro contiene incertidumbre y distintos escenarios posibles. Haz partícipes a tus equipos para compartir expectativas y propuestas, juntos obtendrán mejores resultados que aislados.
Además, como en cualquier estrategia corporativa, aportará valor agregado medir los resultados y generar feedback para identificar los puntos de mejora y enfrentar futuras situaciones con más herramientas y conocimiento.
Para gestionar los cambios es necesario combinar todos los recursos posibles: la estrategia, los procesos internos, la formación corporativa, las nuevas tecnologías, la creatividad y la gestión en equipo. ¿Tu empresa ya lo hace?