Vilfredo Pareto fue un economista, político y sociólogo italiano que desarrolló una teoría que aún aplicamos a varios ámbitos de nuestra vida, entre ellos la productividad personal. Hablamos de la famosa regla del 80/20 o Ley de Pareto.
Este economista, al realizar un estudio, descubrió que el 80% de las propiedades en Italia pertenecían a un 20% de la población. Este descubrimiento dio lugar a un principio según el cual un 20% de los esfuerzos o energías son las que ocasionan el 80% de los resultados.
Esta fórmula se aplica a muchos campos en la actualidad: a los ingresos, a los canales de distribución, a las fuentes de tráfico… De todo lo que hacemos, una pequeña parte es la que suele concentrar la mayor parte del beneficio, mientras que casi todo lo demás es residual, aunque apoye a ese grupo clave que genera el impacto más relevante.
En el mundo de las inversiones, la concentración es aún mayor y podemos hablar de un 10/90: un 10% de las inversiones genera el 90% de las ganancias.
¿Cómo se traslada el Principio de Pareto a tu día a día?
El impacto en nuestras tareas diarias es el mismo que en el resto de ámbitos. Es posible que, de las tareas que hacemos al cabo del día, solo un 20% tenga mucho impacto en lo que hacemos, mientras que el 80% restante se trate de temas que ejecutamos por rutina y que pueden no tener ningún impacto.
Por tanto, es fundamental entender cómo priorizar ese 20% de las tareas, para que el impacto de nuestro trabajo sea el máximo posible. Este 20% han de ser acciones claras y deben estar totalmente alineadas con nuestros objetivos diarios, semanales, mensuales y/o anuales.
Céntrate en el 20% de las tareas y no procrastines
Empieza fijando tus objetivos para la semanales. Define tres objetivos y, de esos, uno se convertirá en el más importante. Plásmalo en tu teléfono, en un cuaderno o en alguna herramienta de tareas. No uses el email.
Ya has dado el primer paso. Ahora define qué tareas, no más de tres o cuatro, te van a ayudar a lograr esos tres objetivos. Entre ellas, identifica cuáles son clave.
Durante la semana, apunta las tareas que cumples. El día a día estará cargado de imprevistos y de situaciones que no controlarás y que generarán nuevas tareas en tu to-do list. Sin embargo, es importante centrarte en las tareas prioritarias. Cada día, ponte el objetivo de cumplir alguna de las tareas clave. Al final de la semana haz revisión y confirma que has sido capaz de cumplir con las tareas clave dentro de tus objetivos principales.