Si hay un líder militar por antonomasia en la historia, ése es Julio César. Más allá de su indiscutible capacidad estratégica, el general romano destacó por sus lecciones de liderazgo personal sobre su ejército, al que supo transmitir su visión y sabiduría. Sus tropas devolvieron a César la confianza que necesitaba para sus múltiples victorias. De él extraemos estas ocho valiosas lecciones que debe conocer todo buen líder:
1. Conexión con sus soldados
En Roma, contaban que César se sabía los nombres de todos los que luchaban con él. Ese vínculo personal era una baza para ganarse la confianza de su ejército. Un líder no tiene por qué ser el “mejor amigo” de todos los miembros de su equipo, pero de este mito de Julio César aprendemos que tener una conexión personal con los compañeros de trabajo es positivo porque reduce las brechas que pueden existir en la oficina y refuerza el liderazgo.
2. Habilidades de comunicación
Julio César, igual que muchos otros políticos y militares de la época romana, era también un gran orador. Solía aparecer impecablemente vestido en el Senado romano y se dirigía a sus soldados con vehementes discursos. Un buen líder se preocupa por aprender técnicas de comunicación que le ayuden a transmitir correctamente los mensajes y a implicar al equipo. Existen simuladores para desarrollar estas habilidades por medio de la práctica, lo que garantiza el aprendizaje sólido y eficaz.
3. Comparte información
Una del éxito de las legiones romanas era la información con la que contaban las tropas en el campo de batalla. Cada centurión tenía tantos datos sobre el plan de combate como el propio Julio César. En una oficina de hoy día, los centuriones representarían a los jefes de equipo o departamento. Como líder, debes asegurarte de que estas personas estén bien informadas y entiendan tu visión, para comunicar lo que hay que hacer al resto del equipo.
4. Exprime tu potencial
Los soldados romanos fueron entrenados para utilizar las gladius -unas pequeñas dagas punzantes- con las que conquistaron medio mundo. Lejos de la imagen poderosa de grandes espadas y jabalinas, las legiones eran especialistas en el uso de estas pequeñas armas, ligeras pero efectivas. Como César, las herramientas de las que dispones son aquellas que te servirán para alcanzar el éxito. Aprende a utilizarlas correctamente y desarrolla tus habilidades para exprimir al máximo tu propio potencial y el de las personas que te rodean.
5. Asume tu responsabilidad
César estaba siempre cerca de sus tropas. A pesar del peligro, el general romano quería comunicarse directamente con su ejército porque sabía que eso elevaba la moral de los soldados. Comía con ellos, dormía con ellos, sangraba con ellos. Estar cerca de sus hombres le permitía también identificar las debilidades y tomar decisiones rápidas para corregir errores. Como Julio César, el buen líder debe estar “al pie del cañón” para apoyar a los suyos y tomar decisiones con rapidez y conocimiento de causa. Permanece accesible a tu equipo y guíales hasta la finalización del proceso.
6. Celebra los logros
Julio César se aseguró de que todos conocieran sus victorias, muchas de las cuales relató por escrito y se convirtieron en obras clásicas. No hace falta que escribas un libro como César, pero es importante que aprendas a comunicar todo lo que vas consiguiendo para hacer partícipe al grupo de un proyecto común y reforzar tu liderazgo. Mantén una actitud humilde, pero no olvides destacar los éxitos y las pequeñas metas que vais alcanzando.
7. No delegues las tareas más desagradecidas
En la época romana era común castigar a los desertores del ejército y no importaban si eran amigos o familiares. El mismo César se encargaba personalmente de esta difícil tarea, una de las más duras para un militar. Por supuesto, estamos ante un ejemplo un tanto extremo, pero del que podemos extraer que, como Julio César, un buen líder no debe sentarse a esperar que otros hagan las tareas difíciles por él, sino que se pone manos a la obra. En otras palabras, sé un ejemplo para los demás, haz tu mismo las tareas más arduas y delega solo cuando sea necesario.
8. Arriésgate
Julio César asumió los riesgos propios de su liderazgo. Un líder debe ser valiente y arriesgarse. Si dejas de lado tus convicciones y tomas decisiones basadas en el miedo y la cobardía, contribuyes a construir tu liderazgo sobre una base defectuosa. Arriésgate, ten coraje, aprende de los fracasos y lograrás el éxito sobre un liderazgo sólido y estable.
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Rafael Martínez Santos
Rafael Martínez Santos
Excelente todos los puntos. Me interesa recibir más información de liderazgo.