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Lo que el rugby puede enseñarnos sobre liderazgo

Juan Tinoco cuenta con una extensa experiencia liderando equipos como profesional de la gestión de personas y el desarrollo del talento, pero también lleva a gala tener la práctica del rugby como afición desde hace mucho tiempo.

Los deportes colectivos, de hecho, han servido de metáfora a muchos autores para ilustrar las relaciones entre personas dentro de empresas u otro tipo de organizaciones. Sin embargo, hasta ahora se había recurrido poco al rugby para abordar las interacciones grupales en el contexto laboral e incluso familiar, pese a ser quizás uno de los deportes más citados cuando se quiere dar relevancia a los valores de equipo.

Esta conexión entre el mundo de la empresa y del rugby llevó a Juan a ponerse en contacto con Jaime Nava, capitán de la selección española de rugby en los últimos años, para proponerle la escritura de un libro que hablara de ello. El resto ya está plasmado en Team!, una historia de ficción que revela situaciones muy reales, donde el mundo de la empresa y del rugby se pasan constantemente la pelota.

Muchos de los serious games de Gamelearn desarrollan habilidades blandas o soft skills como el liderazgo, cada vez más importantes para afrontar con éxito cualquier puesto en una organización, por eso nos ha interesado esta visión que Juan Tinoco plasma en su libro. Hemos conversado con él y nos ha respondido a algunas preguntas.

P: ¿Cuál es el modelo de liderazgo que predomina en el rugby y cómo se puede aplicar al mundo de la empresa?

R: El rugby tiene una serie de reglas pero, por encima de ellas, lleva implícito un modelo de liderazgo muy concreto, impulsado por un propósito de equipo. Los valores de este deporte se pueden llevar a las organizaciones, empezando por su cumplimiento, pues en el rugby siempre están presentes y en las empresas a veces se quedan abandonados, impresos en una hoja, pero no puestos en práctica. Con la situación presente, a raíz de la pandemia mundial, muchas organizaciones están analizando y redefiniendo sus propósitos, para confirmar que los valores que tenían marcados realmente se aplican.

Por otro lado, el rugby tiene una visión del liderazgo que involucra a todos los miembros del equipo, porque todos ellos tienen un rol que cumplir y de que lo hagan depende que todo el grupo funcione. La mecánica de este deporte determina ese papel crucial de todos los jugadores y eso es algo que se podría aplicar en otros sistemas compuestos por personas. En el rugby cuando se hace un ensayo es responsabilidad de todo el equipo, de la misma manera que, cuando se encaja un ensayo o se pierde un partido, también lo es.

P: ¿Por qué el rugby se ha convertido en paradigma del trabajo en equipo y no otros deportes colectivos?

R: Puede ser que en otros deportes de equipo siempre exista la posibilidad de que un individuo marque la diferencia en un partido. Por ejemplo, en baloncesto, por ir a los clásicos, un LeBron James o un Michael Jordan te pueden ganar un partido. Sin embargo, en el rugby, debido a su propia dinámica, una sola persona no puede llegar a decantar un partido a favor o en contra. Como consta de 15 jugadores por equipo (un número bastante elevado), por mucho que alguien destaque por su capacidad física o estratégica, si el resto no desempeña su rol, ese jugador no podrá poner en práctica sus habilidades o dejar que estas brillen. En el rugby es difícil encontrar un Messi capaz de recorrer solo todo el campo para llegar a marcar, sin que nadie le plaque antes.

Por ejemplo, citamos en el libro el histórico partido de la final de la Copa Mundial de Rugby de 1995 celebrada en Sudáfrica, donde la selección neozelandesa que contaba con el mejor jugador del mundo, Jonah Lomu, no tuvo nada que hacer frente al cohesionado y eficaz juego de los sudafricanos y perdió.

En este deporte se asume el concepto de autoliderazgo de esta manera, por la conciencia de responsabilidad de cada jugador. Además, hay un liderazgo de equipo que pueden desempeñarlo distintas personas durante el mismo partido, según las jugadas. Esto, aplicado a la empresa o a cualquier organización, se ve cuando asignamos la responsabilidad de diferentes proyectos, funciones o áreas a distintas personas.

Finalmente, tenemos el liderazgo estratégico, que en el rugby puede ejercerlo el capitán, pero no necesariamente. Nos gusta en este sentido diferenciar entre los conceptos de auctoritas y potestas, pues el último tiene que ver con la posición en un organigrama, pero el primero se relaciona con la autoridad moral o influencia positiva en los demás. Esta la puede ejercer cualquier jugador o incluso alguien externo, que se convierte en referente para el equipo.

P: ¿Cómo definirías en pocas palabras entonces el modelo de liderazgo que transmite el rugby?

R: En el libro lo llamamos “liderazgo oval” por unirlo con algo tan característico del deporte que os ocupa como su balón, pero lo que pretendemos definir con ese adjetivo es que hay valores que rodean toda la actividad y, ya dentro, están esas tres facetas del liderazgo que hemos citado: el autoliderazgo, el liderazgo de equipo y el liderazgo estratégico. Por supuesto, esto no es nada nuevo. Lo que planteamos en el libro es una aproximación menos teórica y más práctica de estos elementos básicos que ya conocíamos: valores con propósito y esas tres dimensiones del liderazgo, que cuando se aplican, funcionan.

P. ¿Cuál fue el motivo de elegir un relato de ficción para contar lo que deseabais?

R: Precisamente fue la idea de evitar hacer un libro técnico, ensayístico, sobre liderazgo. Queríamos reflejar situaciones concretas, con las que el lector se pudiera identificar. Pretendíamos contar un proceso de transformación y para eso nos ayudaba tener una historia. En concreto, en el libro presentamos a un directivo que se enfrenta a un proyecto de fusión complicado dentro de su empresa y que, gracias al rugby, empieza a vivir experiencias similares en el campo de juego que le ayudan a afrontarlas y resolverlas fuera.

P: ¿Ha sido complejo escribir el libro entre dos personas? ¿Cómo ha sido el trabajo en equipo?

R: Empezamos siendo dos, pero diría que finalmente se ha convertido en un equipo de tres, porque se unió el editor, cuya participación ha sido muy valiosa. Yo tenía más o menos definida la historia pero, cuando comenzamos a trabajar juntos Jaime y yo, el enfoque comenzó a cambiar después de identificar situaciones que podíamos ir integrando por su experiencia deportiva y por la mía en la empresa. Una vez que contábamos con esa unión, el editor, José Ángel Martos, que creyó mucho en el proyecto, aunque no sabía nada de rugby, nos ayudó a conseguir un texto mucho más cohesionado y atractivo para el lector. Por tanto, hemos aportado lo mejor de cada uno de nosotros a este equipo de tres y, además, sin poder vernos en persona en la última fase del proyecto. De hecho, al José Ángel sólo lo conocemos digitalmente.

En cualquier caso, si algo tengo claro después de todo el proceso, es que el resultado final ha sido mucho más completo y satisfactorio que el que hubiésemos conseguido cada uno de nosotros de manera individual.

Team! Lecciones y valores del Rugby para la vida, publicado por Editorial Diëresis, ya está a la venta. Puedes adquirirlo, entre otras librerías, desde la propia web de Diëresis.

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