Gestionar un equipo es complejo, sobre todo porque, más allá de tus conocimientos técnicos, como líder vas a tratar con otras personas y, por ende, con necesidades, expectativas y personalidades variopintas.
Cuando hablamos de liderazgo, es recomendable plantear una progresión de dentro hacia afuera; es decir, que vaya desde la autorreflexión inicial del potencial mánager hasta su acción en el entorno, gracias al adecuado uso de la comunicación.
Con este mapa de ruta en mente, es posible identificar cinco principios que deberías tener en cuenta:
1. Dar significado
Tu rol de líder exige que, antes que nadie, seas tú quien dé sentido a tu labor. ¿Cómo? Analiza tu personalidad, cómo esta puede afectar a los que te rodean y mantente dispuesto a recibir y dar feedback como una herramienta básica de mejora del trabajo en equipo.
Una vez realizado el ejercicio de autorreflexión, es el momento de definir los objetivos que te guiarán a ti y a tu equipo. Procura que estos sean concretos, medibles, alcanzables, pertinentes y, de alguna manera, estén siempre visibles. Para asegurar esto último, puedes contar con un sistema de visualización que permita que tu equipo tenga siempre presentes dichos objetivos. Cualquier soporte es bueno: monitores, posters, pegatinas…
Además, conviene asegurar el seguimiento de los objetivos con una adecuada monitorización. Evita plantear este sistema de seguimiento como un mecanismo de control, se trata más bien de realizar un adecuado análisis para identificar desviaciones y resolverlas de manera periódica.
Por otro lado, los objetivos van a promover tanto la definición de las normas de equipo, como los roles y las responsabilidades de sus miembros. Así, todos sabrán hacia dónde dirigirse en cualquier momento y darán tanto significado como tú a su labor dentro del equipo, además de comprender en qué medida colaboran a la consecución de las metas comunes.
2. Hacer equipo
El segundo principio del liderazgo está relacionado la sinergia o unión de fuerzas. La sinergia resulta de la coordinación de varias partes para lograr un resultado superior al que se conseguiría con la simple suma de las acciones individuales. Tu papel como líder para lograr el ansiado efecto sinérgico implica:
a. Fomentar el conocimiento mutuo
Favorecer las relaciones interpersonales en el equipo es vital para facilitar la comunicación y la colaboración. Cuantas más cosas conocemos de los demás, más empatía generamos con ellos y, en consecuencia, más confianza, un elemento esencial para trabajar en equipo con garantías de éxito.
b. Generar identidad de equipo
Puede definirse la identidad de equipo como el vínculo establecido entre sus miembros, y que hace que se reconozcan frente a otros grupos.
Tu desafío como líder consistirá en conducir a los componentes de tu equipo hacia ese sentimiento de pertenencia. Puedes conseguirlo, por ejemplo, cuando defines metas e involucras a todos los miembros del equipo, para luego determinar, de acuerdo con ello, unas normas y unas responsabilidades coherentes. Igualmente, es posible gracias a actividades de team building que permiten al equipo colaborar en un contexto ajeno al puramente laboral.
3. Motivar
La motivación viene a ser la gasolina que mueve las piezas del motor de tu equipo. Si hay suficiente combustible, el motor arranca y acelera cuando es necesario y se adapta a los cambios de velocidad, cuando se lo pidas.
Procura conocer lo mejor posible qué factores llevan a los miembros de tu equipo al movimiento. No dudes en preguntarles, además de observarles, ya que esta vía, con el tiempo, se convierte en otra gran fuente de información. Sin embargo, para esta última se necesita eso, tiempo, mientras que una entrevista o una conversación oportuna te puede resolver muchas dudas en los minutos que dure.
Además, de estos elementos individuales de motivación, hay factores generales a los que suele responder la mayoría de personas y que tienen que ver con:
a. Reconocimiento
Reconocer el esfuerzo de tu equipo, sus avances y sus resultados es vital para mantener su motivación. Caer en el error común de señalar únicamente los fallos y las áreas de mejora, puede desembocar en cansancio y frustración.
b. Recompensa
Para apoyar el reconocimiento, valora en ocasiones premiar de alguna manera a tu equipo, con cuidado de hacerlo de manera justa. Aprovechas también, de paso, para reforzar los comportamientos o actitudes que más te interesan.
c. Bienestar y diversión
Un último, y no menos importante, factor motivador es el buen ambiente que, más allá de la actividad que ocupe a una empresa o equipo concreto, lo generan sus miembros. Cuando ellos se divierten y prima la distensión, la motivación se hace más sostenible, crece la autoestima, mejora la creatividad, se gestiona mejor el conflicto y se rompe la rutina y la fatiga.
4. Desarrollar
El líder debe ser, ante todo, un facilitador. Como tal, estás al servicio de tu equipo y eres responsable de ofrecerles todo lo que esté en tu mano para que realicen su trabajo en las mejores condiciones posibles. En otras palabras, vas a desarrollar:
a. Personas
Tendrás que encargarte de identificar qué habilidades personales (comunicación interpersonal, asertividad, gestión del tiempo, empatía, resolución de conflictos…) necesitan trabajar los miembros de tu equipo y ayudarles en ese cometido.
b. Procesos
Serás quien tome perspectiva y entienda mejor que flujos de actividad son más efectivos para el equipo, al tiempo que identificas o adelantas los obstáculos que pueden ponerse en el camino, para evitarlos. Analizar y mejorar esos procesos de forma continua son tareas consecuentes que también estarán entre tus funciones de liderazgo.
c. Herramientas
Tendrás que facilitar a tu equipo los instrumentos necesarios para realizar correctamente su trabajo. Para ello, será esencial preguntarte si cuenta con el presupuesto necesario o si el número de personas que lo componen es suficiente para alcanzar los objetivos esperados. No dejes de cuestionarte tampoco si los sistemas de comunicación, de análisis, de medición o el instrumental y elementos físicos disponibles son los más adecuados para cada puesto.
5. Potenciar
Para terminar, el impulso del trabajo de los componentes de tu equipo será primordial si quieres convertirte en la mejor versión de líder que puedes legar a ser.
a. Delega
Hazlo para tener más tiempo de ofrecer valor añadido desde tu puesto y hacer crecer la autoconfianza de cada miembro de tu equipo.
b. Da y recibe feedback
Solo así se podréis mejorar las cosas que no funcionan, pero también reconocer lo que funciona, cuando el retorno sea positivo.
c. Recurre al coaching
De esta manera ayudarás a las personas de tu equipo a desarrollar su potencial al máximo. Las conversaciones en coaching pretenden hacer que el coachee alcance sus propias soluciones de mejora a partir de las preguntas adecuadas.
Como habrás observado, sería imposible poner en práctica cualquiera de estos cinco principios de liderazgo si no contamos con la comunicación. Desarrollar unas adecuadas habilidades de comunicación interpersonal será vital para tu labor. Algunos aspectos que deberías dominar, en este sentido, serían:
- La empatía, o ponerte en el lugar de tu interlocutor
- La escucha activa, o lograr obtener y retener la información que necesitas a partir de cualquier conversación con tu equipo.
- La asertividad, o la defensa de tu propio interés con respeto y sin agredir los sentimientos o las necesidades del otro.
Desde tu experiencia, ¿compartirías estos principios? ¿Te parecen útiles?
wilfredo fuentes
wilfredo fuentes
Excelentes pautas para líderes en su formación