La empatía suele definirse como la capacidad o habilidad de sentir las emociones de otras personas y ponerse en su lugar. A priori, puede parecer sencillo, pero hay ocasiones en las que ser capaces de salir de la estructura mental habitual para ponerse en la piel de otro a la hora de tomar decisiones puede resultar complicado. Y se pone más difícil aún cuanto más difiera el pensamiento del otro con respecto a nuestras creencias o motivaciones.
Tipos de empatía
La empatía afectiva se vincula a las sensaciones y sentimientos que recibimos de la otra persona. Si vemos a alguien contento, podemos entender que todo va bien y es fácil compartir esa alegría.
La empatía cognitiva, por su parte, se refiere a la capacidad de identificar y entender esas emociones. ¿Por qué está contento? ¿Debe estar contento? ¿Cómo puedo ayudar a esa persona en cuanto a sus emociones?
La empatía es un elemento integrado en nuestra naturaleza humana que, además, compartimos con otros animales. Los estudios sugieren que se activan determinadas conexiones neuronales, a modo de espejo, cuando detectamos determnadas emociones en otras personas.
La clave para ayudar a los que nos rodean
Compañeros de trabajo, clientes, proveedores… Desarrollar la empatía es un aspecto clave para que tu equipo de ventas, de desarrollo de negocio o de soporte a clientes funcione satisfactoriamente.
El exceso de empatía, no obstante, puede convertirse en un riesgo para cumplir sus objetivos si no se establecen límites. Es importante tener dichas limitaciones en cuenta a la hora de preparar la formación de estos equipos.
Los beneficios de la empatía
Son solo un par de ellos, pero valen por muchos:
- Es contagiosa. Si somos empáticos, es fácil generar un clima laboral con la misma cualidad (más positivo, con menos bajas laborales, etc…).
- Reduce los prejuicios.
Cómo desarrollar empatía
Estas son algunas recomendaciones para trabajarla:
- Escuchar activamente. Pregunta, investiga. La respuesta está en tu interlocutor. Luego con tu experiencia, propón soluciones.
- Adoptar el rol de tu interlocutor. Tienes que ser capaz de pensar como la persona que tienes delante de ti.
- Recordar que tratas con personas. Pon cara y nombre a tus compañeros y clientes, así será más fácil entender su comportamiento.