En la pasada edición de la feria Expoelearning, celebrada en Madrid, su Congreso Internacional estuvo centrado en cómo la tecnología blockchain ya es, y será aún más en el futuro, capaz de ayudar al e-learning. Para algunos actores del sector esta tecnología está llamada a convertirse en la solución a algunos problemas recurrentes de la formación online como los que atañen, por ejemplo, a la veracidad de los títulos, la certificación de las empresas formadoras, la personalización del aprendizaje o la correcta acreditación de competencias.
Datos más seguros
De modo muy resumido, el blockchain o “cadena de bloques” consiste en una estructura de datos en la que la información contenida se agrupa en conjuntos a los que se les añade meta informaciones relativas a otro bloque de la cadena anterior en una línea temporal. De este modo, gracias a técnicas criptográficas, la información contenida en un bloque solo puede ser editada modificando todos los bloques posteriores.
Este método “distribuido” de registro de datos en el que todos los nodos participantes tienen una copia de la información es difícil de desvirtuar y permite que los datos personales gocen de total privacidad, de la misma manera que los expedientes formativos de cada alumno o sus certificados. Actualmente, no hay un intercambio eficiente entre instituciones académicas y existe un alto riesgo de pérdida de documentos, de que estos se alteren o de que, incluso, se falsifiquen.
En pocas palabras, el blockchain permite prescindir de intermediarios y ofrece más seguridad, gracias a tres elementos que caracterizan a esta tecnología. En primer lugar, se almacenan los datos replicando la información de la cadena de bloques; en segundo lugar, se transmiten esos datos mediante redes de pares y, por último, se confirman esos datos gracias a un consenso entre los nodos participantes. El tipo de algoritmo más empleado para ese conseguir ese “contrato” o acuerdo es el de “prueba de trabajo” (Proof of Work, PoW), en el que hay un proceso de validación de las nuevas entradas, llamado minería, que es abierto, competitivo y transparente.
Un ejemplo claro de la seguridad y privacidad que se busca con la aplicación del blockchain en el ámbito de la formación es el proyecto Disciplina, cuyo objetivo es crear perfiles personales verificados basados en logros académicos y profesionales. Con similar objetivo, se ha creado desde UNIR el proyecto Certiblock, que pretende asegurar que los certificados de esta universidad son veraces al 100%.
Itinerarios formativos personalizados
Otra valiosa aportación del blockchain a la capacitación online es la posibilidad que abre a la adaptación personalizada de las trayectorias formativas. Cada alumno puede ir generando su portfolio, sin barreras y acoplando el aprendizaje a sus capacidades e intereses. El coste de la formación se podrá personalizar igualmente y sería posible afinar mejor la asignación de becas, entre otras utilidades. Se crearían así, modelos y ecosistemas nuevos de aprendizaje que no impedirían contar con formación presencial y blended, si así se deseara.
El estudio Blockchain for Education, surgido en el seno de la Comisión Europea, prueba el interés de los organismos públicos por el potencial de la tecnología blockchain en el campo educativo y por la cooperación entre organizaciones públicas y privadas, con el objetivo de ser más eficaces no solo en la formación de nuevos perfiles tecnológicos, sino también de los ya existentes.
Puesta en valor de cualquier competencia
La individualización del itinerario de aprendizaje que permite el blockchain se producirá en gran parte por el reconocimiento de tareas realizadas, hasta ahora difícilmente cuantificadas, a través de los tokens o “monedas de conocimiento”.
A nivel interno, algunas empresas ya están poniendo en marcha proyectos que impulsan el conocimiento de sus empleados, a partir de la materialización del valor añadido de su actividad dentro y fuera de la organización.
El BBVA Campus Wallet, por ejemplo, promueve la formación continua de sus trabajadores y proporciona valor a la dicha formación a través de tokens que certifican cada hora de cursada o impartida a compañeros.
El desafío en este terreno de la formación corporativa se encuentra en integrar diferentes áreas de la compañía en sistema de tokens, teniendo en cuenta, además, todas las implicaciones legales existentes, por ejemplo, en lo que a protección de datos se refiere.
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Otro gran proyecto que ilustra este potencial del blockchain aplicado a la formación en empresa es Karma, de Telefónica. Jorge Ordovás, formador en las escuelas de excelencia en Telefónica, explicaba en Expoelearning cómo hay actividades realizadas por empleados de Telefónica que hasta ahora no recibían el debido reconocimiento. El 70% de la formación corporativa, según él, la ofrecen los propios empleados, con el consecuente ahorro para la compañía. Muchos trabajadores realizan actividades de voluntariado, lo cual revierte sin duda en la comunidad que rodea a la empresa, y otros tantos escriben artículos en blogs de organismos asociados, lo que se traduce en un mejor posicionamiento de la marca.
El blockchain facilita que se otorgue valor a esos activos que antes no se hacían tangibles y permite su digitalización para poder intercambiarlos o lograr recompensas con ellos. Lo que ya empieza a hacer Telefónica y otras empresas gracias al blockchain es dar visibilidad así a esas áreas de valor de sus empleados y reconocer su esfuerzo para que obtengan un retorno.
Hacia una colaboración transversal y segura
Durante el Congreso de Expoelearning, Montse Guardia, Gerente General en Alastria, un consorcio multisectorial a favor de una infraestructura semipública Blockchain/Distributed Ledger Technology, utilizó una metáfora artística para ilustrar este período de transición en el que nos encontramos: viajamos del Románico al Gótico. El conocimiento se intercambia con mucha gente y el blockchain permite crear complejos ecosistemas, donde pueden unirse sector público, privado y académico que, junto con el ciudadano, pueden potenciar dicho conocimiento.
De momento, no solo el software evoluciona, también lo hacen los materiales electrónicos necesarios para el blockchain, en busca de una mayor sostenibilidad, puesto que es evidente el cuantioso gasto de energía que actualmente supone. Para todo ello, cada vez surgen más proyectos dispuestos a favorecer el conocimiento y la investigación en torno a esta tecnología, como sucede con la Universidad del Blockchain, Blockchain University, Open Blockchain o University Blockchain Research Initiative.